sábado, 5 de febrero de 2011

¡¿MI PRIMER AMOR?!



Cuando somos adolescentes y nos enfrentamos por primera vez con el amor, nos suceden cosas que nos dejarán marcados para siempre.

Resulta que un día descubres que tu compañero (a) de clase o tu vecino (a), o tu amigo (a) no es tan feo (a) como creíste, descubres que tiene ojos bonitos, que su figura es muy agradable, que cuando habla siempre hace el mejor comentario, que usa la ropa del momento y que sólo a el (ella) le queda, que es guapísimo (a) y cada vez que se acerca, tu corazón late a mil por hora, te sudan las manos, sientes mariposas en el estómago, flotas, te sonrojas, quieres verte mejor que nunca y tan sólo al oír su nombre suspiras.

Esta serie de “síntomas” indican que te has enamorado, sí tú que siempre creíste que eso no sucedería, que a ti nunca te iba a pasar y menos con esa persona que te caía pésimo. Esta “enfermedad” se llama enamoramiento y es un proceso natural en las personas, de hecho es un proceso básico para que surja una relación de pareja.

Pero ¿qué hay acerca de los involucrados? ¿Qué sucede en relación a la pareja? Estas preguntas surgen porque en este artículo me refiero exclusivamente a los adolescentes.


Con el enamoramiento el adolescente empieza a separarse de su familia y a individualizarse, buscando su propia identidad. Es un proceso importante porque ya no depende tanto de la familia en términos afectivos. Por ello, sus relaciones de pareja son parte medular en su vida afectiva y un fuerte soporte para deslindarse de sus padres e iniciar un proceso de socialización con respecto a personas del otro sexo. Aquí es donde el adolescente necesita darse cuenta de que hay otras personas no tan incondicionales como la familia, pero a veces tan importantes como los propios padres.

El enamoramiento adolescente cumple con varias funciones psicológicas importantes, tiene que ver con encontrar al otro, pero no con quien pueda llevar una vida plena, sino con quien “me entienda”, ser aceptado, reconocido, sentirse atractivo e independiente de los padres,

Otra característica básica es la búsqueda incesante, es decir, estar enamorados de una persona y al día siguiente de otra. En esto influye tanto el estilo de vida de los amigos, como las presiones del grupo. Al buscar lo nuevo, los adolescentes experimentan ávidamente con la sexualidad. Los cambios frecuentes de pareja pueden expresar el temor a intimar demasiado con una persona y quedarse atado a ella; puede ser la necesidad de sentir que controlan a los demás, que pueden cambiar de pareja cuando ellos quieran y no cuando el compañero lo decida.


Lo más frecuente después del enamoramiento es que la relación no progrese hacia una situación de amor, sino que al desaparecer este sentimiento se mantenga una relación amistosa. Este proceso se trasforma a medida que el individuo madura, pues la estabilidad y proyección del futuro facilitan el paso del enamoramiento al amor, es importante mencionar que esto no quiere decir que los adolescentes no puedan amar.

Los adolescentes pueden sentir enamoramiento por personas accesibles: compañeros de clase, vecinos, o los amigos de hermanos mayores del sexo opuesto, También ocurre que se enamore de alguien inaccesible, ya sea por inseguridad o timidez, aunque lo viven tan intensamente como un amor real. Algunas personas se sienten muy incomodas ante el hecho de convertirse en el centro de atracción sexual de un adolescente, mientras que otras se aprovechan de la adulación y abusan de su posición. En algunas ocasiones el enamoramiento se convierte en una obsesión que puede provocar un gran dolor y angustia. En otros casos, se da un primer enamoramiento correspondido que implica cierta estabilidad en la relación.

Generalmente, para el joven el reto es superar el romance inicial y perpetuarse más allá de cuando cada uno muestra sus mejores virtudes para seducir al otro.

Los riesgos

El enamoramiento y noviazgos entre adolescentes están llenos de altibajos, aventuras, gratificaciones emocionales, ilusiones y expectativas, pero también de frustraciones, resentimientos y dolor. Dado que el noviazgo tiende a ser fugaz, es frecuente que se experimenten desilusiones ya que su inestabilidad emocional lo hace sumamente vulnerable ante los cambios, quien un día puede ser “el príncipe azul” al otro ser visto como “un tipo nefasto, odioso y molesto”.

Otro punto de discusión es cuando termina el noviazgo. En este momento se experimentan sentimientos dolorosos que los desequilibra y causa mucho daño. Los sentimientos que pueden aflorar cuando se sufre una ruptura amorosa son: tristeza, soledad, ira y cólera, que llevan a sentimientos de venganza, daños hacia uno mismo o a la otra persona, tomar la determinación de no volver a enamorarse, etcétera.

Para muchos adolescentes el fin de la pasión significa también el fin de la relación. Debido a que el enamoramiento es tan intensamente placentero, sienten una gran pérdida cuando se disipa, llegando a crear defensas contra las desilusiones, rechazos y fracasos en el amor, anteponiendo una barrera emocional que derive en la consecución de relaciones fugaces y carentes de compromiso; es el típico caso de los jóvenes que pasan de una relación a otra sin tomar en cuenta los sentimientos de la pareja.

En otros casos, es tal el dolor emocional y la depresión por no sentirse querido que piensa en el suicidio. De hecho, se afirma que la segunda causa de suicidios en esta etapa de la vida es por problemas de pareja, sobre todo por abandonos y embarazos no deseados.

Finalmente, es necesario señalar que este proceso de conocimiento con el otro sexo es tan importante para los adolescentes, que no tener novio puede convertirse en una catástrofe. Cuando esto sucede afecta la autoestima y es la causa de que se salga con el primero o primera que se presente, ya sea para tratar de aminorar los efectos de la supuesta soledad y frustración o para cubrir apariencias con los amigos, ya que la imagen que proyecta ante sus pares es vital para su desarrollo.

En suma, los adolescentes se enamoran con facilidad, están en la edad más propicia. Al hacerlo varias veces experimentan el deseo en distintas formas y con diferente trascendencia, a la vez que les da la oportunidad de conocer diversas experiencias afectivas. Todo esto les proporciona conocimiento de sí mismo y del comportamiento y actitudes de los demás, lo que constituye una experiencia invaluable para su futura conducta afectiva.

Como padres nos corresponde apoyar, y estar muy de cerca de nuestros hijos, dándoles la oportunidad de experimentar de forma individual su proceso de enamoramiento; cuidar los cambios de humor y sobre todo estar al pendiente de su estado de ánimo sobre todo en procesos depresivos, desde siempre hablar acerca de los cuidados de su cuerpo y de cómo vivir una sexualidad plena y responsable, de lo que significa sexo seguro, y sobre todo de brindar mucho amor, y respeto acerca de su elección de pareja, recuerden que mientras más se prohíba una relación es más atractiva.

Fuente: www.consultasexual.com.mx

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